El 4 de Junio del 2021 recibí una llamada que me cambió la vida, mi teléfono sonó por la mañana y era Moni, (un ángel que creo la asociación para rescatar Gran Daneses SAVE A DANE) contándome que había llegado un Gran Danés macho (cabe mencionar que yo tenía tiempo queriendo adoptar una una hembra) y me pregunto si lo quería conocer y si le podía dar hogar temporal en lo que llegaba la hembra que quería, sin pensarlo mucho le dije que si, aunque nunca había tenido un perro del que yo personalmente me hiciera cargo (de pequeña había tenido dos que realmente más que mis perros siempre los considere perros de la casa). Así que me preparé para ir a recogerlo. En cuanto colgué le llame a una de mis mejores amigas que tiene un perro igual y ella inmediatamente se emocionó mucho y se ofreció a acompañarme en ese primer día (además de que más tarde llegó a mi casa con comida y un juguete para el que yo sin saber aún, se iba a convertir en el mejor regalo de mi vida).
A eso del medio día fui a conocer a un perro negro con mirada tranquila, pero triste, miedoso, en los huesos y con el tercer párpado salido. Cuando llegué y fuimos a pasearlo, el perro se aferraba a la persona que ayudó a rescatarlo de un taller mecánico donde lo tenían amarrado, con poca comida y en el abandono total. Tomé la correa y comencé a caminar con él, sentí que cada vez me tenía más confianza y hasta me dejó abrazarlo, me despedí de él por unas horas en lo que lo bañaban y le daban de comer.
A las 6 de la tarde regrese por él, estaba guapísimo, me impacto como una comida y un baño habían hecho gran diferencia, lo subí a mi coche y lo llevé a mi casa.
Cuando llegamos recorrió cada uno de los espacios de mi departamento y todo el resto de la tarde se echo con mi amiga y conmigo en el sillón de la tele a ver Cruella. Al llegar la noche mi amiga se despidió y el peludo y yo nos fuimos a dormir, me sorprendí al comprobar que no quiso dormir en su cama, el recuerdo del cemento duró que había hecho estragos en sus patas y cadera dejando callos muy visibles lo perseguía, ya que prefirió dormir en el suelo.
A la mañana siguiente llamé a Moni y le dije que no quería conocer a la perrita, pues que ya este lomito negro me había robado el corazón. Los siguientes días fueron de adaptación y conexión, pipis y popós por aquí y por allá, pero después del tercer día, esta inteligente criatura jamás volvió a hacer del baño en mi casa. A medida que pasaba el tiempo mi amor por este animal crecía sin medida, nunca me imagine que un amor tan grande viniera en la forma de un perro.
Cuando llegó la hora de escoger un nombre para él, pensé en nombre astrológicos ya que soy una amante de la astrología, había varios en la contienda (incluso hice una encuesta por Instagram) hasta que decidí que su nombre sería ÓNIX (piedra que significa protección), había llegado a mi vida mi guardián protector y no podía existir mejor nombre para él.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas, a la semana de estar conmigo lo debían castrar (obligación responsable de todo adoptante) y al mismo tiempo debían operarle su ojo, la vet me comentó que como había pasado tanto tiempo sin que le atendieran el padecimiento, había una probabilidad de que pudiera perder la vista, esta noticia me saco las lágrimas y lo dejé en la plancha sedado hecha un mar de lagrimas, después de que la operación fuera un éxito lo recogí y cuando llegamos a mi casa al bajarlo del coche salió disparado, y como estaba aún bajo los efectos de la anestesia, fue todo una osadía atraparlo. Me sentí desesperada y en ese instante comprendí lo mucho que significa este perro para mi en tan poco tiempo.
Hoy el resto es historia, ÓNIX es un perro que sigue conservando esa mirada nostálgica y serena y aunque aún es muy miedoso, es otro perro, es un perro amado y feliz. Cada día se pone más guapo, ha logrado estar en su peso, su ojo está perfecto (aunque no recuperó la vista al 100%), ya no duerme en el suelo ni en su camita, duerme conmigo en mi cama calientito.
No puedo explicarles con palabras suficientes el amor que mi corazón siente por este peludo, y lo que mi mundo cambio. Agradezco a la vida, a Moni y a sus rescatistas por haberme dado el mejor regalo. Si quieres vivir lo que es el amor incondicional y verdadero, adopta una mascota. México es el País con más perros callejeros de America Latina. No solo puedes cambiarle la vida a un perrito, te aseguro que la vida que más va a cambiar será la tuya.
Gracias ÓNIX por llenarme de tanto amor, esta sección existe gracias a ti y está dedicada para ti. (Un porcentaje de tus compras en DOG LAB estará destinada para asociaciones que se dedican a rescatar animales en situación de calle).
Comments